El DELEGADO DE PROTECCIÓN DE DATOS HA LLEGADO A LA PLAZA. VAMOS, SEÑORAAAA!!!.

Según el nuevo Reglamento Europeo de Protección de Datos (GPRD) que entrará en vigor el 25 de mayo de 2018, existe la obligación de contratar un Delegado de Protección de Datos (DPO) en organizaciones e instituciones públicas y en entidades con más de 250 trabajadores. En el caso de entidades con menos de 250 empleados, será obligatorio el DPO cuando necesiten un seguimiento sistemático y periódico de los datos personales tratados para la monitorización o investigación de mercados, análisis de riesgos o datos crediticios o de solvencia patrimonial, así como cuando traten los citados datos catalogados de especialmente protegidos.

¿Lo entendéis?.
¿Queda claro?.

Instituciones públicas, más de 250 trabajadores, datos especialmente protegidos… vamos, lo normal para cualquier autónomo o pyme. ¿No?.

Esto es lo que se les está vendiendo de forma indiscriminada hasta a los kiosqueros. La necesidad imperativa bajo sanción astronómica de nombrar un DELEGADO DE PROTECCIÓN DE DATOS que vele por el cumplimiento de la normativa en su empresa, no vaya a ser que incumpla la legislación a la hora de reservar el Pronto a Manoli, clienta de toda la vida y aficionada a los chismes.

Es chocante el miedo con el que nos llaman algunos clientes o directamente la agresividad con la que lo hacen.

El cliente tal: Oye. Ha pasado un comercial de la consultora FLIPERSIA y dice que no me atiendes bien ya que no me has advertido de que tengo que realizar una evaluación de impacto y nombrar un DPO o me pueden sancionar con 2.000.000 de euros.
Yo: A ver, Paco. Eres un electricista que maneja datos de 3 trabajadores y 50 clientes. ¿En serio te crees esa milonga?. No tienes ni necesidad, ni obligación de nombrar un DPO. Imagino que te habrán explicado lo que hace ese personaje además de explicarte que es una evaluación de impacto.
El cliente tal: Pues no me ha explicado nada. Pero me ha dicho que lo necesito y que viene de parte de la Agencia de Protección de Datos y me ofrece todo por el precio de un curso.
Yo: Estooo. Imagino también que te habrá enseñado su acreditación como inspector de la AGPD.
El cliente tal: Pues no. Ya me parecía que estaba diciendo cosas muy raras.
Yo: Si. Para vender hay que decir cosas muy raras. Y mentir.

Esto ya se está convirtiendo en un mercado más en el que vocear ofertas a base de mentiras, como los comercialitos que vienen a casa a que te ahorres una millonada cambiando el contrato del gas.
En cuatro días veremos como “vocean” por los polígonos montados en una furgoneta con altavoces: Empresarios y empresarias. Autónomos y autónomas. Ha llegado el DPO!!! Barato, barato!!!
Y no sé si estas empresas realmente saben que nuestro servicio tiene unas implicaciones legales importantes y que los empresarios ponen en nuestras manos su patrimonio. Si somos unos profesionales de pacotilla, y si para venderte tienes que mentir lo eres, nuestras implantaciones serán tan ridículas que dejaremos con el culo al aire a la empresa que nos contrata y hasta al kioskero.

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